Señor, tu providencia
es timonel y guía
del navío en que voy.
No temo aunque levante
sus olas mar bravía,
¡que en tus manos estoy!
El sol se va ocultando,
y la noche sombría
la ruta borrará.
¿Qué le importa la noche
a quien en ti confía?
¡Tu luz le alumbrará!
Tempestades, escollos,
calmas, sirenas, brumas,
las furias del ciclón…
¡Nunca podrán mi barco
hundir en sus espumas!
¡Tú llevas el timón!
(Autor desconocido)
Feliz día del Señor. Celina
Sí; la providencia divina nos va guiando y señalando el camino que Dios ha diseñado para nosotros. Pero Dios respeta la libertad con que nos invistió. Y en uso de esa libertad, nosotros tomamos, muchas veces, el timón de nuestra nave. Y entonces, cuando aparecen los nubarrones y las tormentas tememos perecer. Señor, cuando tú nos guías, caminamos seguros en las tormentas. Mantennos siempre bajo tu protección y libranos del mal. Sugerente imagen de una nave en peligro de hundirse. Gracias, Celina. Feliz día del Señor a todos.