Cuando llega la noche, al volver a casa, tened unos momentos de oración, para que el Señor pueda hablar a vuestra alma en el silencio del espíritu y la inunde de su luz celestial.
La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad. Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero, cuando se pasa a las obras, es virtud.
No puede haber lugar para la tristeza cuando acaba de nacer la vida, la misma que acaba con el temor de la mortalidad y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.