A veces la voluntad de Dios es que estés sano y otras veces que estés enfermo; si cuando estás sano te es dulce la voluntad de Dios, y cuando enfermo te es amarga, no eres recto de corazón. ¿Por qué? Porque no quieres encauzar tu voluntad a la de Dios, sino que prefieres torcer la voluntad de Dios hacia la tuya.
(San Agustín)
Feliz día del Señor. Celina