«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora» (Sal 109). Estos versos recogen esta certeza: la de sentirse amado profundamente, por un Amor tan grande que es el que nos ha dado la existencia y nos sostiene en ella. El soplo de Dios anima nuestra carne y nos da el oxígeno y la vida a cada momento. Y como Dios es eterno, su amor también lo es.
(Joaquín Iglesias Aranda)
Feliz día del Señor. Celina
Un día, que se pierde en la eternidad de Dios, nacimos en su mente. Y nos concibió a su imagen y semejanza. Y en su mente, participamos de su amor sin saberlo. Pero Dios quiso que conociéramos su amor y nos hizo como Él: inteligentes, dentro de un cuerpo material. Nacimos del amor y al amor caminamos. Es nuestro destino. Ojalá no nos desviemos del recto camino. Gracias, Celina. Feliz día del Señor a todos.