«Cristo resucitó, ¡aleluya!» Es un saludo que nos expresa ya un brillante programa: no muerte, sino vida; no divisiones, sino paz; no egoísmo, sino caridad; no mentira, sino verdad; no aquello que deprime, sino el triunfo de la luz, de la pureza y del respeto mutuo. Y puesto que precisamente esto forma la salvación, el servicio y el honor del cristiano, que este sea vuestro testimonio, ahora y siempre.
(San Juan XXIII)
Feliz día del Señor. Celina