El destino del hombre es vivir siempre,
y se encendió la luz en mi ventana,
el aire es más azul y transparente,
y del amor de Dios se llenó el alma.
El destino del hombre es vivir siempre,
y vino la alegría al corazón,
y todo va muriendo en el camino:
la tristeza, las sombras y el dolor.
El destino del hombre es vivir siempre,
vivir en el Amor resucitado,
en la felicidad y gozo eternos,
en el cielo que Dios ha preparado.
(Juan Cuesta Pozo)
Feliz día del Señor. Celina