Buscad a Cristo, Buen Pastor, con los ojos de la carne en los acontecimientos de la vida y en el rostro de los demás. Pero buscadle también con los ojos del alma a través de la oración y de la meditación de la Palabra de Dios, pues la contemplación del rostro de Cristo se centra, sobre todo, en lo que de él dice la Sagrada Escritura. En los momentos de angustia y de pesadilla mortal, la oración, acompañada por el compromiso de hacer la voluntad de Dios, devuelve el auténtico gusto por la vida.
(San Juan Pablo II)
Feliz domingo del Buen Pastor. Celina