Las misericordias de Dios nos acompañan día a día. Basta tener el corazón vigilante para poderlas percibir. Somos muy propensos a notar sólo la fatiga diaria que a nosotros, como hijos de Adán, se nos ha impuesto. Pero si abrimos nuestro corazón, entonces, aunque estemos sumergidos en ella, podemos constatar continuamente cuán bueno es Dios con nosotros; cómo piensa en nosotros precisamente en las pequeñas cosas, ayudándonos así a alcanzar las grandes.
(Benedicto XVI)
Feliz Domingo de la Divina Misericordia. Celina
Efectivamente, es necesario tener un corazón vigilante y una mente abierta para percibir las misericordias de Dios. Si estamos en esta disposición, experimentaremos cómo Dios nos auxilia con sus misericordias a lo largo de nuestra vida, a través del prójimo, su imprescindible instrumento. Dios se vale de nosotros para ayudarnos a nosotros. Por eso, es necesario un corazón vigilante y una mente abierta, para sentir a Dios en la ayuda del prójimo. Gracias, Celina por texto e imagen. Feliz domingo de la Divina Providencia a todos.