Para oír un pajaro, dejad de escuchar el avión.
Para oír una pequeña flauta, dejad de escuchar la pequeña batería.
Para oír el amor, dejad de escuchar el odio.
Para oír el murmullo de Dios,
dejad de escuchar los estruendos del mundo.
Y cuando hayáis aprendido a reconocer estas voces,
podréis oír el pajaro en el corazón de un aeropuerto.
Podréis oír la flauta en el corazón de una gran orquesta.
Podréis oír el amor en el corazón de una guerra.
Podréis oír a Dios en el corazón de todo ser.
(Autoría desconocida)
Feliz día del Señor. Celina