Himno Liturgia de las Horas

Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.
Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.
Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.

(Himno Liturgia de las Horas)

Feliz día del Señor. Celina

Anónimo

¡Navega, alma mía! Y vas a solas
bebiendo paz tranquila en la temprana
música universal, salmodia arcana
que gritan desde el mar las caracolas.
Navegas sin temor. Los horizontes
afloran con sus tonos encarnados
por las sendas salobres de tu ruta.
En tu interior sentir nada te inmuta,
porque escuchas los ecos acallados
del silencio de Dios sobre los montes.

(Anónimo)

Feliz día del Señor. Celina

San Gregorio Nacianceno

Un gran misterio me envuelve y me penetra. Pequeño soy y, al mismo tiempo, grande, exiguo y sublime, mortal e inmortal, terreno y celeste. Con Cristo soy sepultado, y con Cristo debo resucitar; estoy llamado a ser coheredero de Cristo e hijo de Dios; llegaré incluso a ser Dios mismo.

(San Gregorio Nacianceno)

Feliz día del Señor. Celina

San Juan Crisóstomo

¿No veis los árboles infructuosos, cómo son con frecuencia sólidos, hermosos, altos, grandiosos y esbeltos? Pero, si tuviéramos un huerto, preferiríamos tener granados y olivos fructíferos, antes que esos árboles; esos árboles pueden causar placer, pero no son útiles, e incluso, si tienen alguna utilidad, es muy pequeña. Semejantes son aquellos que solo se preocupan de sí mismos.

(San Juan Crisóstomo)

Feliz día del Señor. Celina

Santa Teresa del Niño Jesús

Así como el sol alumbra a los cedros y al mismo tiempo a cada florecilla en particular, como si sola ella existiese en la tierra, del mismo modo se ocupa nuestro Señor particularmente de cada alma, como si no hubiera otras.

(Santa Teresa del Niño Jesús)

Feliz día del Señor. Celina