Si hubiésemos dejado a Cristo entrar hasta fondo de nuestro ser, si hubiésemos purificado suficientemente nuestra mirada, el Mundo dejaría de ser un obstáculo para nosotros. Sería, más bien, una exigencia continua de trabajar para el Padre, a fin de que por mediación de Cristo, su reino se realice en la tierra lo mismo que en el cielo.
(Michel Quoist)
Feliz día del Señor. Celina