Simeón era como un centinela al que Dios hubiera enviado a vigilar la aparición de la luz. No miraba hacia atrás sino hacia delante, y no solo hacia el futuro de su propio pueblo, sino al futuro de todos los gentiles, de todas las tribus y naciones de la tierra. Un anciano que en el ocaso de su vida hablaba de la promesa de un nuevo día.
(Ven. Fulton Sheen)
Feliz día del Señor, fiesta de su Presentación en el Templo y Jornada Mundial de la Vida Consagrada. Celina