Si buscáis en la oración la serenidad de ánimo y la eficacia en el hacer, jamás sabréis lo que es el gozo de un tiempo compartido gratuitamente con el Padre. Que la oración te convierte en instrumento eficaz del Reino, es cierto; pero no lo es menos que la oración se desvirtúa cada vez que buscamos en ella algún tipo de ventaja para nosotros, o de poder extraordinario en nuestro actuar. La oración que agrada al Padre es la de los niños abandonados en sus brazos: ahí lo tienen todo.
(Antonio López Baeza)
Feliz día del Señor. Celina