Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ninguna preocupación, descargando en ti todas mis solicitudes. «En paz me acuesto y enseguida me duermo porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo». (Salmo 4, 10)
(San Claudio de la Colombiere)
Feliz día del Señor. Celina