Nos rescatas del lodo con tu mano,
nos podas las hojas maltratadas,
nos limpias con agua bautismal
y nos injertas en el árbol de tu vida.
Tu abrazo recorre toda mi espalda
y es perdón sin condiciones.
El mundo es nuestro otra vez.
Ya podemos ser como tú,
acercarnos a cada persona con un perdón incondicional,
descubrir cada día tus ofertas y crear contigo el paraíso.
(Benjamín González Buelta)
Feliz día del Señor. Celina