Francisco Osuna Llorente

Fotografía: María Celina Osuna Osuna

Te adelanto, querido lector, mi secreto para ser feliz con una anécdota.
Paseaba un día torpemente por los alrededores de mi casa, cuando un señor barbudo y no mal trajeado se me acercó y, alzando la voz para que la gente próxima a nosotros le pudiera oír con claridad, me dedicó un breve discurso de reproche por causa del pequeño crucifijo que cuelga del bolso, que cuelga de uno de mis hombros para consuelo de mis pesadumbres. Sus palabras, si no recuerdo mal, fueron las siguientes: «Por culpa de ese Dios suyo, usted está inválido». Le miré a la cara y le respondí con una suave sonrisa: «Inválido, sí. Pero gracias a Él, también soy feliz. De Él recibo la alegría de vivir».

(Francisco Osuna Llorente)

Feliz día del Señor. Celina

(El crucifijo de la fotografía es el que llevó mi padre en el momento del suceso)

José María Rodríguez Olaizola

He ahí mi certidumbre, mi confianza, mi libertad:
saber que tú me juzgas.
Me conoces más que yo mismo,
me comprendes mejor que cualquiera.
Crees en mí, hasta en los días en que yo deserto de mi propia defensa.
Me desnudas de odio y resistencias,
me vistes de tu paz y evangelio.
Compareces conmigo ante el tribunal de la memoria,
de la justicia, de la flaqueza, y eres al tiempo defensor y juez,
testigo y compañero, misión y meta.

(José María Rodríguez Olaizola)

Feliz día del Señor. Celina

José Tolentino Mendonça

Líbranos del pánico disperso, que en vez de construir sabiduría
nos arroja desamparados al laberinto de la angustia.
Líbranos del desánimo que nos aleja la fortaleza del alma
con la que se afrontan mejor las horas difíciles.
Líbranos del pesimismo pues no nos deja ver que si no podemos
abrir una puerta, tenemos sin embargo la posibilidad de abrir ventanas.
Líbranos del aislamiento interior que disgrega,
pues el mundo sigue siendo una comunidad viva.
Líbranos, Señor, de las noches sin fin, pues no dejas de recordar
que tú mismo nos colocaste como centinelas de la aurora.

(José Tolentino Mendonça)

Feliz día del Señor. Celina

Charles Péguy

Yo soy, dice Dios,
el Señor de las tres virtudes.
La fe es una iglesia,
una catedral que se eleva al cielo;
la caridad es un hospital,
un asilo que recoge
todas las miserias del mundo;
pero sin esperanza, todo esto sería un cementerio.
La fe se eleva como un árbol frondoso,
y bajo su sombra la caridad, mi hija,
abriga todas las angustias del mundo;
pero mi pequeña esperanza es esta nueva savia
que anuncia el camino de la primavera.

(Charles Péguy)

Feliz día del Señor, I Domingo de Cuaresma. Celina

Benjamín González Buelta

Nos rescatas del lodo con tu mano,
nos podas las hojas maltratadas,
nos limpias con agua bautismal
y nos injertas en el árbol de tu vida.
Tu abrazo recorre toda mi espalda
y es perdón sin condiciones.
El mundo es nuestro otra vez.
Ya podemos ser como tú,
acercarnos a cada persona con un perdón incondicional,
descubrir cada día tus ofertas y crear contigo el paraíso.

(Benjamín González Buelta)

Feliz día del Señor. Celina