Necesitamos al Señor, que ve en nosotros, más allá de nuestra fragilidad, una belleza perdurable. Con Él descubrimos que somos valiosos en nuestra debilidad, nos damos cuenta de que somos como cristales hermosísimos, frágiles y preciosos al mismo tiempo. Y si, como el cristal, somos transparentes ante Él, su luz, la luz de la misericordia brilla en nosotros y, por medio nuestro, en el mundo.
(Papa Francisco)
Feliz día del Señor. Celina
A veces se me ocurre pensar que la belleza del ser humano radica en su fragilidad y debilidad, y que esta belleza puede ser semejante a la del niño pequeño, que hace sonreír a los mayores con sus travesuras. Pero muchos de nuestros pecados no son travesuras. Son acciones tan graves que han conmovido a Dios en su misericordia y nos ha tenido que redimir con la pasión y muerte de su Hijo, Jesús. Gracias, nuestro Dios y Señor. Bella imagen de un brillante, pulido en el amor y misericordia de Dios. Gracias, Celina. Feliz día del Señor a todos.