Cristo no tiene otro cuerpo que el tuyo.
Ni manos, ni pies en la tierra sino los tuyos.
Tuyos son los ojos
con los que él mira compasivo a este mundo.
Tuyos son los pies
con los que camina a hacer el bien.
Tuyas son las manos
con las que bendice todo el mundo.
Tuyas son las manos.
Tuyos son los pies.
Tuyos son los ojos.
Tú eres su cuerpo.
Cristo no tiene ahora en la tierra
otro cuerpo que el tuyo.
(Anónimo)
Feliz día del Señor. Celina