Concédenos, Señor, la sencilla alegría,
la que es hermana de las cosas pequeñas,
de los encuentros cotidianos
y de las rutinas necesarias.
La que se mueve libre entre los grandes,
sin uniforme ni gestos entrenados,
como brisa sin amo ni codicia.
Tu alegría es confiada y veraz,
ve a la más pequeña criatura amada por ti
con un puesto en tu corazón y en tu proyecto.
(Benjamín González Buelta)
Feliz día del Señor. Celina