Cuando miro el futuro, me atemorizo. Pero, ¿por qué sumergirse en el futuro? Para mí solamente el momento actual es de gran valor, ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma. El tiempo que ha pasado no está en mi poder. Cambiar, corregir o agregar no pudo hacerlo ningún sabio ni profeta, así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.
¡Oh momento actual! Tú me perteneces por completo. Deseo aprovecharte cuanto pueda y, aunque soy débil y pequeña, me concedes la gracia de tu omnipotencia.
(Santa Faustina Kowalska)
Feliz día del Señor. Celina
Ni el pasado ni el futuro pertecen al tiempo de Dios, que es la eternidad. Eternidad: dificil concepto de ser comprendido mientras vivimos sometidos al tiempo y al espacio. De Dios solo podemos comprender que es amor. Gracias, Celina, por hacernos volar al tiempo de Dios: la eternidad junto a Él. Feliz día del Señor.