Nos parece devolverte a ti a nuestros seres queridos, ¡oh Dios!, de quien los recibimos. Pero, así como tú no los perdiste al dárnoslos a nosotros, tampoco los perdemos cuando regresan a ti.
¡Oh Amante de almas!, tú no das como el mundo da. Lo que das no lo quitas, pues lo que es tuyo también es nuestro, puesto que somos tuyos y tú eres nuestro.
La vida es eterna, el amor es inmortal; la muerte no es más que horizonte y el horizonte no es más que límite de nuestra visión.
(P. Bede Jarret)
Feliz día del Señor. Celina
Muy interesante texto nos pones hoy, Celina, a nuestra consideración: nuestros antepasados. Ellos viven en nosotros como en nosotros viven nuestros descendientes. Ellos no han muerto, nosotros no morimos, no morirán nuestros hijos, pues todos vivimos en Cristo Jesús unidos en su amor. Sabor a eternidad tiene la imagen que nos ofreces hoy Celina. Gracias. Feliz día del Señor a todos.