Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, nos arriesgamos a ahogarnos en medio de las mil cosas de todos los días. La oración es la respiración del alma y de la vida.
(Benedicto XVI)
Feliz día del Señor. Celina
A través de nuestros pulmones, oxigenamos la sangre que alimenta nuestro organismo. De un modo semejante, la oración oxigena nuestra alma y la llena de la vida de Dios. Por eso, el Señor Jesús nos enseñó a orar y a llamar a Dios padre. Padre que nos vivifica con su amor. Apacible imagen de unas manos en oración. Gracias, Celina. Feliz día del Señor a todos.