¡Navega, alma mía! Y vas a solas
bebiendo paz tranquila en la temprana
música universal, salmodia arcana
que gritan desde el mar las caracolas.
Navegas sin temor. Los horizontes
afloran con sus tonos encarnados
por las sendas salobres de tu ruta.
En tu interior sentir nada te inmuta,
porque escuchas los ecos acallados
del silencio de Dios sobre los montes.
(Anónimo)
Feliz día del Señor. Celina