¡Oh, Dios mío! Tú estás en mí y yo en ti. He hallado mi cielo en la tierra, porque el cielo eres tú que te encuentras dentro de mí. Aquí te encuentro y poseo, aunque no sienta tu presencia. Tú siempre estás ahí, en mi interior. Haz, Señor, que no te deje nunca solo. (Isabel de la Trinidad)
Feliz día del Señor. Celina