Autor desconocido

Los cristianos nos convertimos al Dios de Jesucristo. Esta es la relación fundamental que se origina en la conversión. A partir de ella se regeneran las demás relaciones fundamentales. El riesgo de confundir en la práctica la conversión con una regeneración moral de la conducta es muy real. Pero la conversión cristiana no es una realidad sustancialmente ética. Tiene consecuencias éticas, sí, pero antes es una transformación cualitativa de nuestra relación con Dios y, en consecuencia, de nuestras relaciones más fundamentales y constitutivas.

(Autor desconocido)

Feliz día del Señor, I Domingo de Cuaresma. Celina