Pasados los tiempos de dolor agudo por la muerte de los que amamos; cuando nos acostumbramos a no buscarlos ya donde solíamos encontrarlos, nos sentimos más unidos a ellos. Parece como si los lleváramos con nosotros a todas partes, y es que ellos viven en Dios, y Dios vive en nosotros.
(Pilar Fernández de Navarrete)
Feliz día del Señor. Celina