Simeón con Jesús en brazos, Alekséi Yegórov, 1830-40
Ha llegado ya aquella luz verdadera que viniendo a este mundo alumbra a todo hombre. Ninguno de nosotros ponga obstáculos a esta luz y se resigne a permanecer en la noche; al contrario, avancemos todos llenos de resplandor; todos juntos, iluminados, salgamos a su encuentro y, con el anciano Simeón, acojamos aquella luz clara y eterna; imitemos la alegría de Simeón y, como él, cantemos un himno de acción de gracias al Engendrador y Padre de la luz, que ha arrojado de nosotros las tinieblas y nos ha hecho partícipes de la luz verdadera.
(San Sofronio)
Feliz día del Señor, fiesta de la Presentación del Señor y Jornada Mundial de la Vida Consagrada
En mi apostilla de hoy voy centrarme en la figura del anciano Simeón, del que dice el Evangelio de San Lucas (2;25-35) que era un hombre justo y piadoso, que esperaba con ilusión la llegada del Mesías. Por su fidelidad, Dios le prometió que no moriría sin haber visto antes al Cristo del Señor. Así sucedió. Y cuando tuvo en sus manos al Hijo de Dios, vio la luz. La luz de la verdad: el amor de Dios a los hombres. La enternecedora mirada del pequeño al anciano Simeón llena de encanto esta preciosa imagen. Gracias, Celina. Feliz día del Señor a todos.